En los últimos años, hemos observado un cambio de paradigma en el panorama laboral, especialmente desde la pandemia de COVID-19. Han aparecido nuevas necesidades y se ha producido un cambio de prioridades: el trabajador/a antepone las condiciones laborales al salario, mientras que la empresa da más importancia al bienestar del personal y a su productividad real. Este contexto, sumado a los últimos avances legislativos en materia de derechos laborales, ha propiciado la expansión de la flexibilidad laboral.
1. Qué es la flexibilidad laboral
En general, se puede definir como una transformación del esquema laboral tradicional del personal asalariado. Frente a unas condiciones de trabajo rígidas y estáticas impuestas por la empresa, ahora se ofrece a las trabajadoras/es la posibilidad de elegir ciertas características relativas al puesto de trabajo. Es decir, que, siempre mediante acuerdo entre compañía y trabajador/a, se pueden modificar las condiciones laborales del puesto en cuestión.
2. Modelos de flexibilidad laboral
El trabajo flexible se puede aplicar en varios ámbitos, siendo los principales:
Flexibilidad horaria
Es la variación de la jornada laboral. Puede consistir en elegir diferentes horarios de entrada y salida, ofrecer una jornada intensiva o reducida o permitir una distribución totalmente libre de las horas de trabajo, siempre y cuando se cumplan las horas anuales obligatorias y los objetivos empresariales.
Flexibilidad espacial
Se trata de la posibilidad de realizar el trabajo fuera de las instalaciones de la empresa. Aquí se incluyen la modalidad telemática, o teletrabajo, y la modalidad híbrida, que combina días de teletrabajo con días de trabajo presencial.
Flexibilidad salarial
Consiste en ofrecer una remuneración variable en función de diferentes parámetros, como pueden ser rendimiento individual, objetivos conseguidos o beneficios generales de la empresa. Asimismo, se puede ofrecer el pago de parte de la nómina en especie, en forma de días libres o beneficios sociales.
Flexibilidad funcional
Los trabajadores/as no están vinculados a un puesto de trabajo específico, sino que las tareas se asignan en función de las capacidades personales y los objetivos de la empresa. Se forman equipos de trabajo multifuncionales que se adaptan a las necesidades del momento.
Flexibilidad de plantilla
Se trata de ajustar el número de empleadas/os según las circunstancias actuales de la empresa. Aquí entran conceptos como la contratación temporal, la externalización de tareas o la jubilación anticipada, entre otros.
3. Beneficios
El trabajo flexible facilita la gestión individual del tiempo y mejora la conciliación laboral, además de fomentar la autonomía del trabajador/a. Esto provoca un incremento de su satisfacción y motivación, lo que aumenta la productividad, favorece la retención del talento y reduce el absentismo y la rotación de personal. Asimismo, supone una ventaja económica para la empresa, que puede ahorrar costes en instalaciones y suministros.
4. Desafíos
Las reticencias a implantar medidas flexibles se derivan de la posible sensación de inestabilidad del personal y el efecto sobre la comunicación y el trabajo en equipo del teletrabajo. Asimismo, una planificación deficiente de la flexibilidad laboral puede llevar a la procrastinación, la dilución de responsabilidades o la dificultad para registrar la jornada laboral de forma correcta.
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