El pasado febrero se aprobaba la proposición no de ley que instaba al gobierno a modificar el Estatuto de los Trabajadores para reducir el máximo legal de la jornada laboral. Así, la jornada actual de 40 horas semanales, en vigor desde 1983, se reduciría a 37,5 horas. La medida se plantea como una forma de mejorar la productividad y reducir la cultura del presencialismo, siguiendo la tendencia global internacional hacia la reducción del horario laboral.
Claves de la nueva medida
Aunque la iniciativa se encuentra aún en fase de negociación entre el gobierno, la patronal y los sindicatos para concretar los detalles relativos a su implantación y regulación, sí existe consenso sobre varios puntos:
- La medida se aplicará progresivamente: a lo largo de 2024 se reducirá a 38,5 horas y en 2025 se implantará la jornada de 37,5 horas.
- No implicará una reducción salarial: los trabajadores/as percibirán el mismo salario que con su horario actual.
- No afectará al Salario Mínimo Interprofesional: este permanecerá inalterado, salvo posibles alzas independientes de la medida.
Consecuencias positivas
La nueva regulación, que, según un estudio de CCOO, afectaría al 88,7 % de los empleados/as a jornada completa del sector privado, ofrece importantes beneficios para la población trabajadora:
- Mejor conciliación entre vida laboral y personal: la disminución de horas de trabajo facilita más tiempo libre para dedicar al descanso, la familia o los hobbies. Esto supondrá una mejora en la salud física y mental de las trabajadoras/es y, en consecuencia, puede significar una reducción de los costes empresariales asociados a la salud de la plantilla.
- Mayor productividad: trabajar más horas no equivale a más productividad. Como reflejan los datos del INE para el cuarto trimestre de 2023, las horas efectivas semanales trabajadas son menos de 32. De hecho, reducir las horas de trabajo disminuye el agotamiento y facilita la concentración.
- Incremento del valor de la hora trabajada: al percibir el mismo salario en menos horas de trabajo, la tarifa por hora aumenta.
- Aumento de contrataciones: en empresas que necesiten cubrir todo el horario, la medida puede significar la contratación de nuevos empleados/as para determinados periodos.
Críticas y desafíos
Según sus detractores, la iniciativa plantea varios problemas:
- Dificultad de la Inspección de Trabajo para asegurar el cumplimiento de la normativa.
- Aplicación homogénea de la regulación, sin tener en cuenta las condiciones particulares de cada sector o empresa.
- Falta de flexibilidad en los convenios colectivos para distribuir y computar las horas rebajadas, aunque sobre la mesa de negociación está la posibilidad de computarlas de forma anual y no semanal, y aplicar la reducción ofreciendo días libres.
- Posibilidad de ajustar los salarios por otras vías, ya sea limitando las subidas o reduciendo el sueldo de las nuevas contrataciones.
- Dificultad de las empresas para reestructurar las dinámicas de trabajo o reajustar el sistema de nóminas.
- Más estrés y menos productividad, al concentrar la misma carga de trabajo en menos horas.
- Aumento de los costes laborales para las empresas, como consecuencia de los puntos anteriores.
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