De la misma forma que es imprescindible contar con un sistema eficiente que controle el acceso de las personas al interior de una empresa o de un edificio privado, es igualmente importante disponer de un sistema que vigile y permita la entrada de vehículos en instalaciones exteriores, como puede ser un aparcamiento privado o una zona urbana con tiempos de circulación limitados. Uno de los sistemas más utilizados para permitir o evitar el paso son los bolardos retráctiles.
¿Qué son los bolardos retráctiles?
Los bolardos son postes cilíndricos de baja altura que se instalan en el suelo y están elaborados con materiales rígidos y resistentes, como acero inoxidable, acero al carbono o PVC. Por ley, deben mantener una altura de entre 0,75 y 0,90 metros y un diámetro mínimo de 10 centímetros, además de presentar un color que contraste con el pavimento para así evitar tropiezos y accidentes. Muchos modelos también incorporan luces LED o bandas reflectantes en la parte superior que mejoran su visibilidad. Según su objetivo y funcionamiento, se distinguen dos tipos:
- Bolardos estáticos: su función se ciñe a delimitar y proteger la zona donde se instalen, impidiendo el acceso o el aparcamiento. Es habitual verlos delante del escaparate de algunos comercios para impedir los alunizajes o en la entrada de zonas con acceso prohibido a vehículos.
- Bolardos retráctiles: descienden de forma manual o automática hasta el nivel del suelo para permitir el paso del vehículo. Se suelen utilizar en la entrada de aparcamientos, tanto públicos como privados.
¿Cómo funcionan los bolardos retráctiles?
Para descender, los bolardos deben estar conectados a un sistema de detección e identificación de vehículos que permita su acceso. Una vez este se identifica y se permite el paso, se acciona el mecanismo de descenso. Este reconocimiento puede realizarse de forma manual por parte de algún operario/a, mediante tarjetas u otros dispositivos externos, con lectores de matrícula o con espiras de detección, entre otras opciones.
Tipos de bolardos retráctiles
Los bolardos se clasifican atendiendo al mecanismo específico con el que funcionen. Así, se distinguen varios tipos:
- Bolardos manuales o semiautomáticos: en este caso, es necesario accionar manualmente una llave para posteriormente, según el modelo, presionarlos con el pie o utilizar un mango instalado en la parte superior para que descienda o ascienda.
- Bolardos automáticos neumáticos: utilizan un pistón controlado mediante aire presurizado para ejecutar el movimiento de subida o bajada. Requieren muy poco mantenimiento, por lo que tienen una buena relación coste-eficacia.
- Bolardos automáticos hidráulicos: el cilindro se acciona utilizando una bomba que empuja un fluido compresible hacia el interior. Este sistema ejerce más fuerza y puede levantar bolardos muy pesados.
- Bolardos automáticos eléctricos: en estos dispositivos, es un motor eléctrico el que empuja el pistón para mover el cilindro. Poseen una mayor precisión y son más silenciosos.
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